Una opera empieza con la voz del poeta y a lo lejos escucha la de una doncella que lleva en su llanto desgarrado una plegaria "amor eterno" de sus labios destella.
Regresa noble poeta y bésame en el ocaso abrázame en el firmamento para nunca separar no me abandones sangre de las venas juntémonos en el cielo y ahí siempre gobernar.
Ella sigue los rastros del poeta en el firmamento y el gris de las nubes propician el desencuentro cuando el poeta desde lo alto va cayendo para que en medio del mar valla muriendo.
La viuda princesa se viste de negro sus lagrimas caen como diamantes en la oscuridad para ser las estrellas por la noche y su rostro pálido alumbra en las tinieblas y en medio del cielo ella también va falleciendo.
Y así la desdicha el sol y la luna termina en el cielo con una penumbra...
Enviado Por Macbeth
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